Crónica del diálogo económico venezolano: antecedentes y perspectivas

Un contexto de escasez manifiesta y precios en alza, provocados en gran medida por el retraso en la entrega de dólares, y la falta de un segundo mecanismo para el acceso a las divisas, condujeron al gobierno a un diálogo con el sector privado. El gabinete económico y el Banco Central de Venezuela reciben a los distintos sectores de la economía con la promesa de buscar en conjunto soluciones a los conflictos actuales.

 Las alarmas comenzaron a prenderse a finales del año pasado, cuando el Sitme – esquema alternativo anterior para obtener dólares-, bajó desproporcionadamente las cantidades negociadas, y el año 2013 comenzó con los anaqueles vacíos y los precios ajustándose a un dólar no oficial. La situación empeoró con la devaluación del ocho de febrero, y la eliminación definitiva del Sitme.

Las cifras oficiales del BCV corroboraron la sensación de la gente, los precios subieron, y el desabastecimiento aumentó. La inflación acumulada entre enero y abril se ubicó en 12,5%, el porcentaje más alto de la región. Mientras que la escasez se mantuvo en promedio en 20%.

Ante esta situación, el Gobierno decidió trabajar de la mano con el sector privado, y en primera instancia atender los retrasos en las entregas de dólares a través de Cadivi, algunos por encima de los 200 días. La deuda alcanza los 8.000 millones de dólares, según el presidente de este organismo, Eudomar Tovar. 

Las deudas pendientes representan efectivamente el problema más inmediato a resolver, pues las demoras en los pagos a los proveedores extranjeros amenazaban con detener los envíos siguientes, y este desespero fue comunicado por parte de los representantes del sector privado a los funcionarios del Gobierno, y técnicos del BCV.

Pero para una normalización profunda y definitiva en este desequilibrio cambiario, es necesario modificar y reactivar el esquema alternativo para el acceso a los dólares que intentó instaurar el Gobierno, luego de la devaluación. El Sistema Complementario de Divisas (Sicad) apenas ofertó 200 millones de dólares en una primera y única subasta. La medida, lejos de estabilizar el mercado, lo perturbó, debido a la ausencia de una tasa de cambio pública, de un cronograma de subastas con ofertas frecuentes, y la participación abierta a pequeñas y medianas empresas que no necesariamente estén inscritas en el mismo registro utilizado para participar en Cadivi.

De hecho, los requerimientos de la economía nacional, según la presidenta del Banco Central de Venezuela (BCV), Edmée Betancourt, están entre 3.000 y 3.500 millones de dólares al mes, lo que conllevaría al Ejecutivo a realizar ofertas de por lo menos 750 millones de dólares a la semana.

Sin embargo, las cuentas oficiales y los balances en divisas no le han permitido al gobierno llevar este plan en paralelo, es decir, adelantar los pagos retrasados en Cadivi y reactivar dinámicamente el llamado Sicad.

Las reservas operativas registradas en el BCV, se encontraban en 3.500 millones de dólares, lo que representa menos de un mes de importación con respecto a las compras hechas en el exterior durante el 2012.

El complicado flujo de caja en divisas del Estado, y la urgencia por atender la demanda de dólares para minimizar la escasez que se vive en Venezuela, podrían obligar al Ejecutivo a realizar una emisión de deuda, pese a que el Gobierno se había negado a esta medida para no elevar los niveles actuales de endeudamiento de Venezuela. La necesidad de divisas del país hace ver en los mercados internacionales casi como un hecho la nueva emisión de títulos venezolanos en este 2013. Incluso, bancos de inversión como Barclays, o la calificadora de riesgo Moody`s, se adelantaron a prever que la oferta de estos bonos vendrá más temprano que tarde.